Niño desintegrador

«Disintegration Boy» es una obra profundamente autobiográfica que explora el tema de la desaparición, el dejar ir y la transformación. Este cuadro representa el viaje interior del artista, una invitación a perderse en el infinito, a disolverse en la impermanencia como el polvo en el viento. El propio título alude a un ritual zen, una experiencia de autotrascendencia y aceptación, en la que «convertirse en nada» no es una pérdida, sino una apertura al todo.

La obra se despliega con un azul infinito, ocupando la mayor parte de la composición. Este azul representa el eterno presente, símbolo de unidad con el universo. A la izquierda, una figura humana se disuelve gradualmente al borde de un acantilado, junto a un lápiz. El lápiz representa el arte, la creatividad como medio para expresar la impermanencia y el flujo de la vida.

A pesar de tratar el tema de la disolución, el cuadro transmite un mensaje positivo. La disolución no se ve como una aniquilación definitiva, sino como un retorno a la esencia, una juventud interior que sigue latiendo en la vida del artista. La Impermanencia se convierte en un manifiesto de vitalidad y presencia, una celebración de abrazar el cambio y vivir el momento.

Este cuadro es una invitación a reflexionar sobre la belleza de dejarse llevar, la libertad que supone aceptar la fugacidad de la vida y el poder del arte como testimonio de este viaje existencial.

Título de la pintura

Niño desintegrador

Fecha de pintura

2022

Técnica de pintura

óleo sobre lienzo y otros soportes

Dimensiones

2mt x 1,40mt

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