Esta obra evoca la atmósfera enigmática de la luz de la luna, donde la luz y la sombra se entrelazan en una danza silenciosa. En el lado izquierdo de la composición, emerge una forma apenas perceptible, casi disolviéndose, como una aparición desvaneciéndose en la nada. Esta forma evoca lo efímero, lo transitorio, como un recuerdo que se desvanece con el tiempo.

En el lado derecho, aparece una figura diferente: un contorno definido, pero vacío. Se asemeja a una roca, humo o un portal hacia lo desconocido, un “vacío lleno” que contiene infinitas posibilidades. Este contraste entre presencia y ausencia, entre la forma que se disuelve y el vacío sólido, crea una tensión simbólica que invita a reflexionar sobre el significado del vacío y la plenitud.

La luz lunar, con sus tonos azules profundos y suaves reflejos, sirve como el telón de fondo donde estas dualidades se manifiestan. La luz de la luna se convierte en un símbolo de introspección, de mutabilidad y de la complejidad de las emociones. Y como dice el refrán, “con esta luz lunar”, se hace referencia a la inestabilidad, la imprevisibilidad, ese lado “lunático” que todos llevamos dentro.

“Luz Lunar Lunática” es una obra que juega con el simbolismo de lo visible y lo invisible, del eterno contraste entre lo que aparece y lo que está oculto, invitando al espectador a sumergirse en este paisaje onírico y contemplar el misterio de la dualidad.